⦿ EL NIÑO GARBANZO nos adelantan: «Gracias Por todo. Hasta Siempre» su nuevo single, feat el reconocido músico granadino Popi González.
«Gracias por todo. Hasta siempre» cuenta la historia del 5 de agosto de 2013, en donde Noozhoh Canarias, un potro pura sangre de dos años, navarro, y el mejor velocista que ha dado el turf español, hizo saltar la banca del Hipódromo francés: La Teste de Burdeos, al proclamarse vencedor, contra todo pronóstico, del Critérium du Bequet sobre 1.200 metros, con una ganancia de 14 a 1.
Años después, en Julio de 2017, en la última jornada de la temporada de primavera, el día de la disputa del premio más importante del turf español, el Gran Premio de Madrid, los responsables del hipódromo de La Zarzuela decidieron homenajear al mejor potro español de la historia de la hípica nacional.
Noozhoh Canarias salió a la hierba madrileña y dio un pequeño paseo por delante de las tribunas hasta llegar a la meta, dirigiéndose a continuación hacia el paseo de los campeones bajo una atronadora ovación de los afortunados presentes en un día para el recuerdo.
En una mantilla blanca que cubría el dorso del potro desde la cruz hasta la grupa, podía leerse una leyenda a cada lado del trapo; en un lateral GRACIAS POR TODO, y en el otro, HASTA SIEMPRE.
Grabado en el Estudio Producciones Peligrosas con la dirección técnica de Jose Antonio Sánchez (JASS), la banda granadina El Niño Garbanzo presenta su nuevo sencillo “Gracias por todo. Hasta siempre” con la producción artística de Popi González (Los Ángeles, Lapido, Unidad y Armonía…) como continuación de los anteriormente producidos por Migue Haro (Niños Mutantes, Mamá Baker), Ale Méndez (Lori Meyers), Florent Muñoz (Los Planetas, Los Pilotos), Manu Ferrón (Grupo de Expertos Solynieve) y Antonio Arias (Lagartija Nick, Los Evangelistas). Nuevo single que presentarán en su ciudad mañana viernes 15 de marzo a las 22h en el Bar Acorde con entrada libre hasta completar aforo.
Concebido en su origen como un proyecto eminentemente lúdico o de mero recreo y entretenimiento, de las brumas del postureo indie más recalcitrante surge: El Niño Garbanzo como forma de vida y hermandad inquebrantable, que crece en la constante admiración a los antiguos maestros de la música y el Arte. El Niño Garbanzo se nutre del estudio y contemplación de la obra de aquellos, con una mirada permanente al pasado y sus mayores, y una vocación de trascendencia, en danza perpetua entre lo pragmático y lo romántico.
Sus personales interpretaciones transitan pujantes por las veredas de lo patriarcal y lo moderno, convergiendo en una audaz y gozosa propuesta musical y escenográfica desprovista del amaneramiento propio de las bandas festivaleras al uso.
Tras explorar el territorio de lo venerado, la banda granadina El Niño Garbanzo inicia el trayecto hacia sus propias composiciones como expresión enérgica y consecuencia de la evolución natural de sus inquietudes creativas, manteniéndose ligada los postulados que han servido de sustento desde su nacimiento al desarrollo de su actividad artística, y concentrando su vigor y ambición en procurar a sus partidarios solaz y aprovechamiento.